Testimonios de adoptantes
Conoce las maravillos experiencias que hay detrás de cada adopción de uno de nuestros peludines adultos.

María José
Pancho
Adoptamos a Pancho hace casi 5 años. Enfermo de Leishmania y mayor (unos 10 años).
Adoptarlo siendo un abuelo facilitó la adaptación en casa con sus hermanos perrunos y la convivencia con nosotros.
Al ser adulto ya sabíamos su carácter: tranquilo, cariñoso, obediente y agradecido. Aprendió rápido las costumbres en casa, horas de comer, dormir y juegos.
Un perro adulto abandonado sabe lo que es pasarlo mal, la soledad y falta de cariño. Por eso cuando forman parte de una familia no dan guerra ninguna, sólo quieren disfrutar junto a ti.
No os lo penséis, adoptar a un perro adulto son todo ventajas. No os arrepentiréis.

Pili
Trosky y Toby
Adopté a Trosky el 19 de septiembre de 2017 después de luchar todo el verano con mi familia, que si era muy mayor, que si era muy grande… y yo…: pues también es muy triste que con esa edad, unos 10 años, nunca hubiera conocido un hogar.
Desde entonces, no existió un día en el que no nos robara el corazón, siempre pendiente, no hacia falta hablar para que supiera lo que quería, hacia donde me dirigía… no hizo falta enseñarle a comportarse, ya estaba “asentado”, al mes, ya ocupaba un puesto en la oficina, a mis pies, un perro abandonado y, con su edad, cree que te tiene que estar agradecido y la agradecida soy yo por haber podido compartir los últimos años de su vida.
Ahora, que ya no está, ha llegado Tobi, con 12 años y, aunque sus vidas fueron diferentes, la experiencia sigue siendo igual de maravillosa, un abuelete perruno es lo mejor que te puede pasar en la vida

Jorge (casa de acogida)
Shika
Se dice que las personas que peor lo han pasado en la vida, son las que luego más valoran los buenos momentos.
Shika y todos los ancianos que saben lo que es ser abandonados y pasarlo mal en la calle, también son así.
Disfrutan de cada buen momento que les das, se adaptan a cualquier hogar porque nunca tuvieron uno y están siempre a tu lado cuando los necesitas, precisamente porque saben mejor que nadie lo que es superar las adversidades de la vida.

Jose
Elías
Adopté a Elías porque me emocionó las terribles condiciones en que estaba cuando le rescataron. Pero sobre todo porque me cautivo su férrea decisión por vivir.
Es un perro maravilloso, alegre, divertido en la calle, y tranquilo y dormilón en casa. Pese a todo lo que ha sufrido nunca ha tenido un mal gesto. Todo lo contrario, es puro amor.
No hay momento mejor que cuando llego a casa cansada y me siento en el sofá y él se enrosca a mi lado para que le acaricie.
Además ya venía educado. Sabía andar con la correa, relacionarse con otros perros, y sobre todo comportarse en casa. Ni un ladrido, solo cuando sale a la calle.